Actúan: Ornella Cardaci, Felipe Castro, Valeria Masello, Javier Moresco, Rocío Pere y Ricardo Torre – Iluminación: Christian Carrizo y Mariano Retorta – Escenografía: Mariela Barros – Autor: Eduardo Adrianzén – Dirección: Christian Carrizo
 
Distintos mundos, un mismo escenario, cuatro historias de vida. En un ámbito como la cama, puede nacer el sinceramiento, el arrepentimiento, la unión, la hipocresía o la separación. Se potencian y se vulneran las emociones, así se esté vestido o desnudo. Toda cama en uso cobija una historia sin contar, un refugio, un escape, un cambio, la última morada o el inicio de la vida.
La obra se divide en cuatro cuadros,  donde diferentes personajes sacan a relucir sus conflictos. A pesar de que los relatos son independientes, el director Christian Carrizo ha utilizado el recurso del video para marcar el espacio entre ellos y hacer más fácil el hilo de la pieza teatral. En la más emocionante, una joven sufre de cáncer y está en sus últimos días cuando recibe la visita de su rebelde hermana. Es muy buena la dramaturgia y la resolución actoral. Por eso capta la atención del público que pasa de la nostalgia a la risa. La penosa enfermedad logra unir a dos conflictivas hermanas.
Algo similar sucede con otra historia, donde un verborrágico blogger expone a su orgullosa ex novia en la web. En otra hay un novio que debe soportar a su futura esposa y sus más temidas inseguridades. ¿Qué tan paciente se puede ser en el amor? Quizá el relato más forzado sea el del marido pasado de copas que termina en la cama de un joven y termina aceptandosu oculta bisexualidad.
En general, el grupo actoral ha resuelto muy bien cada personaje. Valeria Masello es sincera y verosímil en sus dos papeles. Sin embargo,  Ornella Cardaci es quien mayormente se destaca como la hermana desahuciada. Entre los actores sobresale Felipe Castro, quien logra combinar la desesperación y la justa cuota de humor en su papel de blogger. También, con mucho equilibrio entre drama y comedia, Javier Moresco compone estupendamente su personaje sin caer en el estereotipo homosexual.
La dirección lleva muy bien la dinámica de las historias y logra pasar de una a otra con mínimos cambios escénicos y acertados efectos en intensidad y color, logrados a través de una cálida iluminación que fusiona los cuadros correctamente. Aun siendo extensa, la obra no decepciona y se disfruta la creativa idea de Eduardo Adrianzén, dramaturgo de cimentada fama internacional.

Cristian A. Domínguez